"El racismo es un enfermedad contagiosa"
P - Vd. ha sido testigo directo de la deportación de los gitanos rumanos en Francia, ¿cuál es la situación actual en Francia?
R.- La situación no ha cambiado. Tan solo ha habido una apariencia de cambio en la medida en que Francia ha reconocido que no había realizado la transposición a su ordenamiento jurídico interno de la Directiva 2004/38 relativa al derecho de los ciudadanos de la Unión y de los miembros de sus familias a circular y residir libremente en el territorio de los Estados miembros. Al mismo tiempo, el cambio de Gobierno en Francia y la destitución del ministro de emigración se ha interpretado como una censura a la política de deportaciones realizadas por Sarkozy. Pero no ha sido realmente así. Las deportaciones siguen realizándose aunque ahora tengan menor relieve informativo.
P.- ¿Qué medidas han planteado o van a llevar a cabo al respecto?
R.- La estrategia seguida inicialmente por la Unión Romani, secundada por la mayoría de las organizaciones gitanas europeas ha sido la siguiente: primero lograr que los medios de comunicación se posicionen junto a nosotros con el fin de denunciar el comportamiento del Gobierno francés. Debo reconocer que este objetivo se ha cumplido ampliamente. La inmensa mayoría de los periodistas y comunicadores del mundo han denunciado a Sarkozy y han defendido los derechos humanos vulnerados de los gitanos rumanos y búlgaros. Segundo: Hemos procurado que políticamente se tomaran medidas en defensa de nuestra comunidad. Igualmente manifiesto que este objetivo ha sido cubierto en gran medida. Con carácter de resumen debo señalar la magnífica Resolución del Parlamento Europeo, de 9 de septiembre de 2010, sobre la situación de la población gitana y sobre la libre circulación en la Unión Europea. Tercero: Queremos que la justicia intervenga. Queremos que el tribunal de Justicia de la Unión Europea intervenga y sancione al Gobierno francés. Desgraciadamente eso, hasta ahora, no lo hemos conseguido.
P.- ¿Cómo valora la actuación de los responsables de la Unión Europea?
R.- Mal, francamente mal. La Comisión se ha replegado ante la amenaza de Sarkozy de entender que una postura de la institución denunciándole por la infracción de la Carta de los Derechos Fundamentales aprobada por el Tratado de la Unión Europea (Constitución de Lisboa) lo entendería como una “declaración de guerra”. Todos recordamos la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Bruselas el 29 de septiembre pasado en la que la Comisión concedió a París dos semanas de plazo para ponerse a bien con la ley En esa reunión se renunció a abrir el procedimiento por discriminación, cosa políticamente muy grave, que Viviane Reding, la comisaria de Justicia y Derecho Fundamentales, creía inevitable.
P.- Primero fue Suiza, luego Italia, Francia, algunos Ayuntamientos catalanes... los brotes de racismo y xenofobia que están surgiendo ¿merecen una mayor atención por parte de las autoridades?
R.- Y ahora también España. En el momento en que contesto a sus preguntas acabo de saber que en la ciudad de Motril, en la costa granadina, al grito de “hacemos lo mismo que Sarkozy” se han deportado a varias familias gitanas rumanas, subiéndolas en autobuses y mandándolas a Rumania. Sin duda alguna las autoridades deben intervenir y deben hacerlo con decisión y con valentía. Cuando algunos ciudadanos españoles actuaron violentamente contra las personas y las viviendas de gitanos inocentes de haber cometido ningún delito, les denunciamos, les llevamos ante los Tribunales penales españoles y fueron condenados. A nuestro entender los jueces cumplen con su fin primordial cuando dictan sentencias justas. De esta forma ejercen sobre la sociedad una acción ejemplarizante y preventiva ante la tentación que siempre tienen los racistas de tomarse la justicia por su mano.
P.- ¿Han percibido una falta de solidaridad de los representantes políticos de la Unión Europea para la solución del conflicto?
R.- Depende. No podemos medirles a todos por el mismo rasero. Me complace reconocer que miembros muy destacados del propio partido del señor Sarkozy se han manifestado con decisión en contra de las deportaciones francesas. La izquierda europea, por el contrario, ha sido unánime al posicionarse junto a los gitanos en este duro trance.
P.- ¿Y cómo ha sido la reacción del Gobierno y clase política española?
R.- Nos decepciona, como no, que algunos dirigentes políticos de quienes esperábamos mayor firmeza y claridad en la denuncia de cualquier manifestación racista e insolidariza no se haya producido con la debida contundencia. Otros, sin embargo, nos han manifestado su solidaridad y la han hecho pública en diferentes medios de comunicación. Igualmente debo manifestar que algunos ayuntamientos españoles han celebrado plenos en los que se han aprobado mociones de condena al gobierno francés así como sentimientos de solidaridad con los gitanos deportados.
P.- Empezamos ahora una campaña electoral en Cataluña y vuelven los viejos silogismos de gitanos-rumanos-delincuentes-, ¿qué siente al escuchar lo mismo en todas las campañas únicamente con la finalidad de conseguir votos?
R.- Mire usted, el racismo es una enfermedad contagiosa y la extrema derecha es especialista en la administración de esa enfermedad. Por otra parte no debemos olvidar que en épocas de crisis los partidos racistas suelen hacer su agosto. Ocurre en todas partes y especialmente en Francia. La lástima es que partidos democráticos que gozan de la adhesión de millones de españoles puedan caer en la tentación de utilizar los tópicos a los que usted se refiere. De todas formas, yo confío en que esas manifestaciones sean puntuales y no tengan mayor trascendencia.
R.- La situación no ha cambiado. Tan solo ha habido una apariencia de cambio en la medida en que Francia ha reconocido que no había realizado la transposición a su ordenamiento jurídico interno de la Directiva 2004/38 relativa al derecho de los ciudadanos de la Unión y de los miembros de sus familias a circular y residir libremente en el territorio de los Estados miembros. Al mismo tiempo, el cambio de Gobierno en Francia y la destitución del ministro de emigración se ha interpretado como una censura a la política de deportaciones realizadas por Sarkozy. Pero no ha sido realmente así. Las deportaciones siguen realizándose aunque ahora tengan menor relieve informativo.
P.- ¿Qué medidas han planteado o van a llevar a cabo al respecto?
R.- La estrategia seguida inicialmente por la Unión Romani, secundada por la mayoría de las organizaciones gitanas europeas ha sido la siguiente: primero lograr que los medios de comunicación se posicionen junto a nosotros con el fin de denunciar el comportamiento del Gobierno francés. Debo reconocer que este objetivo se ha cumplido ampliamente. La inmensa mayoría de los periodistas y comunicadores del mundo han denunciado a Sarkozy y han defendido los derechos humanos vulnerados de los gitanos rumanos y búlgaros. Segundo: Hemos procurado que políticamente se tomaran medidas en defensa de nuestra comunidad. Igualmente manifiesto que este objetivo ha sido cubierto en gran medida. Con carácter de resumen debo señalar la magnífica Resolución del Parlamento Europeo, de 9 de septiembre de 2010, sobre la situación de la población gitana y sobre la libre circulación en la Unión Europea. Tercero: Queremos que la justicia intervenga. Queremos que el tribunal de Justicia de la Unión Europea intervenga y sancione al Gobierno francés. Desgraciadamente eso, hasta ahora, no lo hemos conseguido.
P.- ¿Cómo valora la actuación de los responsables de la Unión Europea?
R.- Mal, francamente mal. La Comisión se ha replegado ante la amenaza de Sarkozy de entender que una postura de la institución denunciándole por la infracción de la Carta de los Derechos Fundamentales aprobada por el Tratado de la Unión Europea (Constitución de Lisboa) lo entendería como una “declaración de guerra”. Todos recordamos la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Bruselas el 29 de septiembre pasado en la que la Comisión concedió a París dos semanas de plazo para ponerse a bien con la ley En esa reunión se renunció a abrir el procedimiento por discriminación, cosa políticamente muy grave, que Viviane Reding, la comisaria de Justicia y Derecho Fundamentales, creía inevitable.
P.- Primero fue Suiza, luego Italia, Francia, algunos Ayuntamientos catalanes... los brotes de racismo y xenofobia que están surgiendo ¿merecen una mayor atención por parte de las autoridades?
R.- Y ahora también España. En el momento en que contesto a sus preguntas acabo de saber que en la ciudad de Motril, en la costa granadina, al grito de “hacemos lo mismo que Sarkozy” se han deportado a varias familias gitanas rumanas, subiéndolas en autobuses y mandándolas a Rumania. Sin duda alguna las autoridades deben intervenir y deben hacerlo con decisión y con valentía. Cuando algunos ciudadanos españoles actuaron violentamente contra las personas y las viviendas de gitanos inocentes de haber cometido ningún delito, les denunciamos, les llevamos ante los Tribunales penales españoles y fueron condenados. A nuestro entender los jueces cumplen con su fin primordial cuando dictan sentencias justas. De esta forma ejercen sobre la sociedad una acción ejemplarizante y preventiva ante la tentación que siempre tienen los racistas de tomarse la justicia por su mano.
P.- ¿Han percibido una falta de solidaridad de los representantes políticos de la Unión Europea para la solución del conflicto?
R.- Depende. No podemos medirles a todos por el mismo rasero. Me complace reconocer que miembros muy destacados del propio partido del señor Sarkozy se han manifestado con decisión en contra de las deportaciones francesas. La izquierda europea, por el contrario, ha sido unánime al posicionarse junto a los gitanos en este duro trance.
P.- ¿Y cómo ha sido la reacción del Gobierno y clase política española?
R.- Nos decepciona, como no, que algunos dirigentes políticos de quienes esperábamos mayor firmeza y claridad en la denuncia de cualquier manifestación racista e insolidariza no se haya producido con la debida contundencia. Otros, sin embargo, nos han manifestado su solidaridad y la han hecho pública en diferentes medios de comunicación. Igualmente debo manifestar que algunos ayuntamientos españoles han celebrado plenos en los que se han aprobado mociones de condena al gobierno francés así como sentimientos de solidaridad con los gitanos deportados.
P.- Empezamos ahora una campaña electoral en Cataluña y vuelven los viejos silogismos de gitanos-rumanos-delincuentes-, ¿qué siente al escuchar lo mismo en todas las campañas únicamente con la finalidad de conseguir votos?
R.- Mire usted, el racismo es una enfermedad contagiosa y la extrema derecha es especialista en la administración de esa enfermedad. Por otra parte no debemos olvidar que en épocas de crisis los partidos racistas suelen hacer su agosto. Ocurre en todas partes y especialmente en Francia. La lástima es que partidos democráticos que gozan de la adhesión de millones de españoles puedan caer en la tentación de utilizar los tópicos a los que usted se refiere. De todas formas, yo confío en que esas manifestaciones sean puntuales y no tengan mayor trascendencia.
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